Festival de la Esperanza: crear espacios para millones de jóvenes

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Olli-Pekka Heinonen, director general del Bachillerato Internacional

Fuente: International Schools Journal

El Bachillerato Internacional (IB) nació en un momento de la historia en el que la comunidad internacional seguía consternada por los efectos de la tecnología que, por primera vez, representaba un riesgo fundamental y catastrófico para toda la humanidad.

Hoy estamos frente a otro cambio tecnológico que podría transformar a la humanidad. El crecimiento exponencial del asombroso poder de la inteligencia artificial generativa ha hecho reflexionar a muchas personas. Esta vez nos toca responder a una cuestión más compleja: cómo podemos poner esta capacidad tecnológica al servicio de la humanidad y la biosfera, para evitar que exceda nuestras capacidades humanas y que siga desarrollándose en servicio de su propia función objetiva. Esta es la parte fundamental del “problema de alineación”.

Los/as jóvenes también sienten preocupación. A pesar de ser usuarios/as pioneros y entusiastas de las nuevas tecnologías, también se preocupan por la fragilidad de sus perspectivas a futuro, donde la tecnología artificial cumple un papel importante (informe Tendencias mundiales del empleo juvenil 2020 publicado por la Organización Internacional del Trabajo).

Además, después de haber vivido una pandemia, jóvenes, profesionales de la educación y miembros de equipos directivos de toda la comunidad del IB manifestaron que había una sensación de desesperanza generalizada por el futuro de la sociedad. Los estudios internacionales también confirman que las personas jóvenes están profundamente preocupadas por la situación actual del mundo; muchas sufren problemas de salud mental y están tratando activamente de equilibrar los desafíos de su vida cotidiana con su deseo de impulsar el cambio social (Deloitte, 2022). Y más importante aún, los/as jóvenes se sienten menos en control de sus vidas que en cualquier otro momento de la historia reciente (Hickman et al., 2021).

Estas situaciones son una nueva llamada a la acción. Como bien ha dicho Zachary Stein, uno de los invitados del Festival de la Esperanza, “la educación debe volver a hacer historia” (Stein, 2022) y debe hacerlo con el mismo espíritu vanguardista con el que se fundó el IB.

¿Qué espera el mundo de nosotros?

Saber cómo responder adecuadamente a esta compleja y cambiante dinámica no es una tarea fácil. Lo que sí sabemos es que necesitamos nuevos sistemas e instituciones, y para esto se requiere una actitud innovadora y proactiva.

A partir de las diversas respuestas recibidas en el ámbito educativo tras el reciente lanzamiento de ChatGPT y otros modelos de lenguaje, podemos ver que muchas personas prefieren reforzar sus defensas contra la tecnología. Me siento orgulloso de que el IB haya decidido tomar la valiente decisión de no prohibir las tecnologías emergentes, sino de adoptarlas con cautela.

Como señaló Matt Glanville, jefe de principios y prácticas de evaluación del IB, en una reciente entrevista con el periódico The Times (Reino Unido): “la inteligencia artificial se convertirá en parte de nuestra vida cotidiana, por lo que debemos adaptarnos y transformar la educación para que nuestro alumnado pueda utilizar estas nuevas herramientas de inteligencia artificial de manera ética y eficaz” (Glanville, 2023).

Sin embargo, los mayores desafíos de la “metacrisis” requieren una respuesta colectiva más profunda y más reflexiva. Como ya he mencionado en mi libro Let’s Be Human: In Search of Collective Wisdom, en lugar de ser estrictamente tecnológica, “la metacrisis que estamos atravesando hoy en día es social y adaptable y, por lo tanto, está relacionada con nuestra manera de vivir y comportarnos. Los riesgos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el aumento de la desigualdad, la polarización de opiniones, etc., surgen como consecuencia de una crisis de significado” (Heinonen, 2021).

Por lo tanto, si queremos dotar a la próxima generación de las herramientas necesarias para que lleven una vida significativa y prosperen de manera colectiva a pesar de estos desafíos, debemos comenzar por crear espacios compartidos para que surjan estas nuevas ideas. De esto se trata el Festival de la Esperanza.

Un espíritu de indagación colectiva

El Festival de la Esperanza es una iniciativa que se centra en la comunidad, la inspiración y la acción y que ha sido concebida por el IB para crear espacios en los que millones de jóvenes puedan decir lo que piensan y convertir los retos complejos en acciones positivas y esperanza. Las personas jóvenes encabezan la indagación a fin de explorar lo que se necesita para inspirar y transformar a la humanidad, así como abordar los problemas complejos que consideran importantes.

En espacios presenciales y virtuales, hemos reunido voces y experiencias diversas mediante entrevistas, talleres y oportunidades para la acción. Presentaremos al actual alumnado de los colegios a otras personas de su misma generación o un poco mayores que impulsan el cambio y hacen del mundo un lugar mejor, como Clover Hogan, Dekila Chungyalpa, Ziad Ahmed, Arifa Nasim, Kate Raworth y muchas más.

Estamos tendiendo puentes y forjando lazos entre quienes quizá tengan una experiencia de vida distinta, pero deseen crear una nueva dinámica de cambio.

En nuestro primer evento presencial en los colegios públicos de Chicago, llevado a cabo en noviembre, se pudo sentir muy bien el espíritu de la indagación colectiva. Los/as líderes jóvenes y dinámicos, de contextos y procedencias muy diversos, intercambiaron ideas y profundizaron sobre cuestiones urgentes acerca de la salud mental, el privilegio y la confianza para superar los obstáculos y contar su propia historia.

“La situación es la siguiente. Anhelábamos contar con referentes que realmente tuvieran sentido. Personas a quienes seguir, personas que tuvieran la valentía de liderar el camino. Pero no nos dejamos engañar por clichés y falsas promesas de un futuro mejor. Así que tenemos que convertirnos en nuestros propios líderes.

Esto no es una confrontación. Ni se trata de un enfrentamiento generacional. Es una invitación a estar unidos”.

(Fragmento del manifiesto del alumnado, creado conjuntamente para el Festival de la Esperanza, UWC Atlantic College, Gales, Reino Unido)

Desde Chicago, viajamos al UWC Atlantic College en Gales y, tras una pequeña parada en Adelaida para asistir a la Conferencia global del IB, fuimos al Pathways School en Nueva Delhi y al Dhirubhai Ambani International School en Bombay.

Además de los diversos encuentros presenciales, jóvenes de Colegios del Mundo del IB de distintos países participaron en conversaciones importantes de forma virtual con dirigentes indígenas, científicos/as de vanguardia, y artistas y diseñadores/as comprometidos con el cambio sistémico, como Ilarion Merculieff, Anil Seth, Kriti Sharma y Roland Mouret.

Durante el Festival de la Esperanza, surgieron temas de interés comunes que jóvenes de todo el mundo compartieron y repitieron, como por ejemplo:

  • Identidad y diversidad
  • Equidad e inclusión
  • El rol de la inteligencia artificial y la tecnología
  • El bienestar personal y del planeta

En el marco de estos desafíos trascendentales, el punto en común de todos estos temas es que la esperanza no es algo que podamos descubrir, sino que es algo que debemos construir juntos/as a través de la acción colectiva. Como expresó David Orr: “Esperar es un verbo preparado para ponerse manos a la obra” (Orr, 2009).

La esperanza en acción

“Existe […] una contradicción entre las personas jóvenes que se sienten motivadas e inspiradas, pero que a la vez no se sienten tomadas en cuenta. […] Estamos tratando de reimaginar un mundo mejor, un mundo que funcione mejor para un mayor número de personas, pero siguen sin invitarnos a participar en las tomas de decisiones” (Ziad Ahmed, joven activista e invitado del Festival de la Esperanza en Chicago).

Por naturaleza, esta generación se basa en la colaboración y la comunidad. En diferentes eventos del Festival de la Esperanza, los/as jóvenes nos han dicho que a menudo sienten que las personas mayores no les toman en cuenta. Sienten que les hablan, pero no que hablan con ellos/as. Se espera que hagan frente a los desafíos actuales y futuros, pero no se les permite participar en la búsqueda de soluciones que más les afectan.

Como señalé en mi último artículo del International Schools Journal, “la agencia es fundamental para crear las condiciones necesarias para que los jóvenes prosperen como individuos, pero también como miembros de comunidades” (Heinonen, 2022). Sin embargo, también debemos tener en cuenta lo que dice Ziad: que crear oportunidades para motivar e inspirar a la juventud es necesario, pero no es suficiente. ¿Cómo cultivamos y mantenemos las culturas de aprendizaje en las aulas y en los equipos para que las personas (jóvenes y mayores) sientan que son tomadas en cuenta y escuchadas, y donde se les brinde el espacio y el apoyo que necesitan para asumir su propia agencia?

En el Festival de la Esperanza, se ha abordado esta pregunta de diferentes maneras.

Los/as jóvenes siempre han estado en el centro de cada encuentro del Festival de la Esperanza. Han colaborado en la creación de los eventos, han identificado los temas importantes que les interesan y han guiado las conversaciones. Siempre nos ha sorprendido la capacidad que tienen. Y quienes han asistido también han percibido algo diferente e importante. Dedicar tiempo para sentarse a conversar, entre diferentes culturas y generaciones, ha sido una poderosa invitación para que las personas escuchen y se sientan escuchadas.

La organización de eventos acerca de los temas que “nos tocan en lo más profundo” (Arifa Nasim) y sobre las preguntas que tenemos acerca del mundo también le ha dado a la juventud diversas maneras de participar. Ninguno de los desafíos o de las oportunidades que afrontamos actualmente se limitan a una disciplina específica. De hecho, nunca lo hicieron. Todo es producto de un amplio contexto. Ya sea reflexionando sobre cómo sus prácticas de danza tienen una relación con las preguntas sobre la conciencia (en un diálogo con el profesor Evan Thompson) o viendo ejemplos de emprendimiento en una zona de guerra (presentados en el Festival de la Esperanza del Pechersk School International en Kiev), nuestros/as jóvenes están estableciendo estas conexiones. La creación de espacios donde se reconozca la importancia de esta interdisciplinariedad permite combinar todas las formas de comprender la realidad: la razón, la intuición y la imaginación. Las diferentes formas de conocimiento se complementan, contrastan y equilibran entre sí. De este modo, creamos culturas más inclusivas donde se valoran diferentes perspectivas, y no donde unas pocas voces fuertes de (falsa) certeza dominan y excluyen otras.

Por último, hemos visto que para algunos/as jóvenes, el camino para tener el control de su propia agencia es claro y directo. Tienen un objetivo definido y determinación para alcanzarlo. Para muchos otros/as, en cambio, el camino es más sinuoso y a veces está lleno de obstáculos. Tal vez todavía no han encontrado una motivación o están atravesando situaciones en la vida que les impiden siquiera comenzar a buscar. A veces nuestro rol como profesionales de la educación es ayudar a encontrar posibilidades que no se habían considerado antes, construir puentes y eliminar los obstáculos siempre que podamos. Y luego, debemos quitarnos de en medio.

En colaboración con algunas organizaciones reconocidas, como el programa Roots & Shoots de Jane Goodall, HundrEd, Generation Global, el Instituto Internacional Bateson, Celo, HackerEarth y la organización dirigida por jóvenes IBlieve, estamos trabajando para ofrecer oportunidades para que la juventud pueda ponerse en acción. Una excelente manera de generar un cambio sistémico es unirnos a iniciativas que ya están en marcha y combinar nuestros esfuerzos individuales.

Además, hemos creado nuestro propio fondo de acción mundial para jóvenes a fin de ofrecer financiación a aquellas personas que tengan grandes ideas, pero que necesiten un poco de ayuda para llevarlas a la práctica. Este fondo amplía el impacto de la beca Siva Kumari para alumnos innovadores del PAI, y está dirigido a cualquier estudiante o grupo de estudiantes de 12 a 19 años con un proyecto o idea que pueda influir positivamente en su comunidad, tanto en los Colegios del Mundo del IB como fuera de ellos.  

¿Cuál es el siguiente paso?

“Somos testigos de un mundo que da paso al siguiente” (avance del Festival de la Esperanza).

Los festivales son encuentros y celebraciones para conmemorar momentos especiales de un ciclo: los inicios, las transiciones y los finales. Esta podría ser la culminación de las indagaciones de nuestro alumnado de menor edad en la exposición del PEP o la celebración del maravilloso logro de finalizar la educación secundaria. Estos momentos dan paso al siguiente desafío: comenzar la educación secundaria o dar el salto al amplio mundo tras graduarse del IB.

Del mismo modo, el Festival de la Esperanza celebra la transición a algo más continuo y sistemático. El IB desempeña un papel crucial como organizador del evento. Puede ayudar a generar las condiciones para incrementar la agencia de los colegios, el personal educativo y la juventud. Sin embargo, esto le otorga al IB la responsabilidad de poner en práctica todo lo que estamos aprendiendo en el Festival de la Esperanza.

Brindar a los/as jóvenes los medios para adoptar una actitud activa de aprendizaje durante toda su vida, actuar de forma compasiva y entender que otras personas, con sus diferencias, también pueden estar en lo cierto siempre ha sido un objetivo fundamental de la filosofía del IB. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las condiciones en las que llevamos a cabo este trabajo cambian rápidamente. Por lo tanto, también cambia cómo se manifiesta la agencia, así como los tipos de entornos de aprendizaje, los currículos y los enfoques de la enseñanza y el aprendizaje que la sustentan de manera eficaz. Ponemos todo nuestro esfuerzo para asegurarnos de que nuestros programas respondan a las condiciones cambiantes.

Mediante la implementación de pruebas piloto innovadoras en todo el continuo de programas del IB, estamos aprovechando la amplia experiencia y creatividad de nuestra red de educadores/as y miembros de equipos directivos para explorar las posibilidades de nuevos y revolucionarios enfoques del currículo y la evaluación que respondan a las necesidades de la juventud y los contextos locales.

La forma en que brindamos formación profesional es otro cambio importante. Estamos organizando nuevos espacios para promover las comunidades de práctica, la creación de redes de contactos y la indagación en torno a distintas asignaturas y temas transdisciplinarios como parte de la plataforma IB Exchange.

A partir de la experiencia de muchos colegios que ya lo han hecho, también invitaremos formalmente a colegios de distintos países para que organicen su propio Festival de la Esperanza y así brindar a los/as jóvenes la posibilidad de transformar su pasión en acción y dirigir encuentros para transformar la esperanza en obras en su comunidad local.

Un futuro prometedor con la inteligencia artificial

Como ya han expresado Steve Wozniak y Elon Musk, entre otros, en la petición conjunta que han firmado recientemente para detener el entrenamiento de los potentes sistemas de inteligencia artificial: “La humanidad puede disfrutar de un futuro prometedor con la inteligencia artificial” (Future of Life Institute, 2023). Sin embargo, para asegurarnos de esto, no solo debemos seguir desarrollando, mejorando y perfeccionando nuestra tecnología, sino también a nuestra humanidad. El propósito central de nuestra misión como profesionales de la educación es ser más plenamente humanos, en conjunto con las demás personas y con la naturaleza. De esto tratan el Festival de la Esperanza y la educación del IB con miras al siglo XXII.

Olli-Pekka Heinonen comenzó su andadura como octavo director general del Bachillerato Internacional en mayo de 2021. Anteriormente, lideró la Agencia Nacional de Educación de Finlandia y ocupó varios cargos en el Gobierno finlandés, como los de secretario de Estado de 2012 a 2016 y ministro de Educación y Ciencia de 1994 a 1999. En 1990, obtuvo un máster en Derecho de la Universidad de Helsinki.