Antrina Leeth del IB nos propone cinco cosas que los padres y madres pueden hacer para ayudar a sus hijos a prosperar y destacar en el colegio

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Entrevista de Jake Frankel

Fecha de publicación: 24 de noviembre de 2022

Antrina Leeth, Senior Outreach & Development Manager,

Fuente: Antrina Leeth Of International Baccalaureate On The 5 Things Parents Can Do To Help Their Children Thrive and Excel In School | by Authority Magazine | Authority Magazine | Nov, 2022 | Medium

Celebrar los éxitos más allá de las notas. El éxito escolar suele estar vinculado con una nota o un promedio de calificaciones a final de curso, lo cual no deja de ser una medición cuantitativa del rendimiento académico. Las familias deben celebrar también otras cosas como las experiencias sociales de sus hijos/as, sus relaciones con compañeros/as y docentes, su participación en grupos y sus intereses especiales o aficiones. Incluso algo tan insignificante como ganar un partido de kickball en clase de educación física puede ser suficiente para estimular la participación del alumnado durante la jornada escolar. La confianza que genera una celebración así suele traducirse también en un mayor éxito académico.


La vida escolar no pasa por sus momentos más tranquilos hoy día. Muchos alumnos y alumnas han faltado a clase durante bastante tiempo debido a la pandemia, y las continuas alteraciones y la ansiedad siguen perturbando el curso normal del aprendizaje. ¿Qué pueden hacer los padres y madres para ayudar a sus hijos/as a prosperar y destacar en el colegio, especialmente en estos momentos difíciles que provocan tanta ansiedad?

Para abordar este tema, hemos lanzado una nueva serie titulada “Las cinco cosas que los padres y madres pueden hacer para ayudar a sus hijos/as a prosperar y destacar en el colegio”. En esta serie de entrevistas hablamos con docentes, directores/as de colegio, especialistas en educación y padres y madres para aprender de sus ideas y experiencias.

En esta ocasión, he tenido el placer de conversar con Antrina Leeth.

Antrina es educadora y tiene más de 20 años de experiencia como maestra de clase, orientadora educativa, miembro de equipos directivos y responsable de distritos escolares. En la actualidad, es responsable principal de desarrollo y relaciones externas del Bachillerato Internacional (IB) y, como tal, ayuda a las comunidades escolares de colegios públicos, privados y concertados a explorar e implementar sistemas educativos más holísticos. Antrina, madre orgullosa de tres hijos en distintas etapas educativas, apoya con fervor el desarrollo socioemocional y académico de todo el alumnado a través de su papel activo como miembro de varios distritos escolares de su comunidad. Estudió Educación Primaria en la Universidad de Florida y está especializada en la enseñanza y el aprendizaje del inglés. Actualmente cursa un máster en Administración de Empresas Educativas (Educational Business Administration).


Muchas gracias por participar en este proyecto. Antes de entrar en materia, a nuestros lectores les gustaría conocerla un poco mejor. ¿Podría hablarnos un poco de su trayectoria?

Mis dos funciones más importantes, y con las que más disfruto, son la de educadora y la de madre. Al inicio de mi carrera, empecé como maestra en una escuela primaria y, aunque apreciaba mucho la posibilidad de estar en contacto directo con padres y madres e instruir las mentes de nuestras futuras generaciones, una parte de mí sentía que podía hacer más: aplicar lo que había aprendido sobre el alumnado, el currículo y el propio sistema educativo para vincular mejor a todos estos actores. Los siguientes pasos en mi carrera me ayudaron a hacerlo. En mi trabajo con los distritos escolares como evaluadora de docentes, y ahora como responsable principal de desarrollo y relaciones externas del Bachillerato Internacional (IB), he tenido y tengo la oportunidad de explicar a los colegios lo que pueden hacer para sacar lo mejor del alumnado, tanto en lo académico como en su contribución integral a nuestras comunidades.

Además, soy madre de tres hijos maravillosos que reflejan por sí mismos las diversas necesidades de los alumnos y alumnas de los Estados Unidos. El primero está en Alemania estudiando bioquímica en la universidad; la segunda cursa su último año de secundaria y es una apasionada de las humanidades, y la tercera es estudiante del primer ciclo de secundaria y le encanta el arte. Como madre que ha visto prosperar a sus propios hijos y desarrollar pasiones tan diversas —con mentalidades que podrían considerarse diferentes—, mi mayor deseo es crear sistemas escolares que animen a los alumnos y alumnas a encontrar su auténtica identidad y que les permitan alcanzar el éxito en el camino que elijan. Porque como madre, sé que todo el mundo quiere lo mejor para sus hijos y, como educadora, sé que las soluciones existen y están ahí para aplicarse en aras de experiencias de aprendizaje valiosas.

¿Podría contarnos la anécdota más interesante que le haya ocurrido desde que empezó su carrera y qué enseñanzas extrajo de ella?

Tras años de docencia en la escuela primaria, di un giro poco convencional a mi carrera para trabajar directamente con un distrito escolar público y urbano como evaluadora del profesorado. Al igual que estamos viendo en el sector actual, fue un período turbulento para el talento docente durante el cual los titulares de prensa hablaban cada semana de una nueva escuela estadounidense que registraba contrataciones o despidos masivos, mientras que tanto los padres y madres como el personal de dirección escolar se esforzaban por definir la “enseñanza adecuada” para el alumnado. De repente, los colegios duplicaron las herramientas de evaluación como indicadores del éxito docente, y me vi en un lugar decisivo respecto al personal educativo de mi comunidad. En cuestión de semanas, pasé rápidamente de enfrentarme a mi mayor problema del día —que mis alumnos/as de cuarto año se olvidaran de hacer los deberes— a tener una influencia directa en el futuro del talento docente de la región.

Aunque los días eran largos y la presión que sentía a veces era abrumadora, la transición hacia este nuevo puesto me enseñó que el cambio es posible pero rara vez fácil, incluso con buenas intenciones y un buen liderazgo. En años posteriores, los distritos de todo el país reprodujeron las tácticas de evaluación de docentes que pusimos a prueba, lo que demuestra que, en ocasiones, para asumir un cambio necesitamos ver cómo otras personas lo soportan.

¿Puede decirnos cuál es su “lección de vida” favorita? ¿Por qué ha sido pertinente y útil en su vida?

Al principio de mi carrera, mi abuela me dijo: “Antrina, la gente no cambia, excepto los bebés mojados”. Tardé unos cuantos años y unos cuantos hijos en comprender realmente ese mensaje, pero sus palabras me enseñaron una valiosa lección: el cambio siempre hará que nos sintamos vulnerables. Al ver a mis propios hijos crecer y adaptarse a los cambios que se han producido en sus vidas a lo largo de los años —asistir a nuevos colegios, hacer amistades, sobrevivir a la pandemia, etc.—, me he dado cuenta de que mi labor como madre no es minimizar los cambios en sus vidas, sino más bien estar ahí para ayudarles a adaptarse a los nuevos entornos sin sacrificarse dentro de ese estado de vulnerabilidad y miedo a lo desconocido. Ahora más que nunca, como madre y educadora, pienso en las palabras de mi abuela, y me recuerdan constantemente que el cambio nos resulta duro, pero al final siempre merece la pena.

Es usted una líder de éxito. ¿Cuáles cree que son los tres rasgos que más han contribuido a sus buenos resultados? ¿Podría hablarnos de ello contándonos alguna historia o poniendo algún ejemplo?

No existe una hoja de ruta para un liderazgo exitoso ni una lista de rasgos que garanticen la lealtad de tus equipos, ni siquiera de tus propios hijos. Sin embargo, en mi carrera y como madre, hay tres rasgos que han sido decisivos para lograr el éxito:

  1. Saber escuchar. En todas las funciones que he desempeñado, desde docente o miembro del personal de dirección a madre, escuchar ha sido un elemento esencial del éxito. Escuchar te ayuda a establecer vínculos más sólidos con quienes te rodean, al manifestar respeto por las demás personas y demostrar que estás abierta a nuevas ideas. Por ejemplo, si mi hija viene y me pregunta si puede saltarse el toque de queda por unas horas para salir con sus amigos, podría decirle que no de inmediato, lo que haría que se aislara con sus ideas y que ambas nos sintiéramos frustradas. En lugar de eso, escucho sus razonamientos y hablamos de los pros y los contras. Aunque mi respuesta siga siendo negativa, el hecho de mantener un diálogo abierto y escuchar su punto de vista demuestra que respeto su opinión y fomenta una mejor comunicación entre madre e hija.
  2. Reflexionar. Si bien a través de la escucha podemos averiguar casi todo lo que necesitamos saber sobre una persona, el trabajo de un líder consiste en mirar más allá y recurrir a otras fuentes para tener una perspectiva completa. Desde mi experiencia en equipos directivos, esto puede implicar pedir la opinión de los padres y madres, los alumnos/as y el personal educativo. Por ejemplo, el alumnado puede llegar a clase con diversas dificultades debido a circunstancias desconocidas fuera del aula. Estos casos pueden llevar a momentos de reflexión, y como padres y madres, podemos desempeñar un papel muy activo en el desarrollo de nuestros hijos/as. Sin embargo, si no reflexionamos sobre el porqué y no ajustamos nuestra intervención, corremos el riesgo de caer en los patrones de comportamiento de siempre.
  3. Ser coherente. Para apoyar la educación de los niños y niñas desde cualquier función (como padre o madre, docente o miembro del personal de dirección), la coherencia es esencial. Al trabajar con los más jóvenes, es fácil salirse del programa que nos hemos fijado, pero es esencial que quienes te ven como un referente encuentren en ti una cierta coherencia. Tanto si se trata de prometer a las familias una respuesta por correo electrónico en 48 horas como de fomentar el hábito de lectura de tus hijos/as tras una larga noche, cumplir nuestros compromisos nos ayuda a generar credibilidad como líderes.

¿Está trabajando actualmente en algún nuevo proyecto interesante? ¿Cómo cree que ese proyecto ayudará a la gente?

En estos momentos, en el IB, estamos trabajando en muchos proyectos apasionantes e innovadores, desde la recién lanzada plataforma para docentes, IB Exchange, hasta proyectos piloto de aprendizaje y evaluación en línea.

Aun así y pese a haber disfrutado este año de un curso académico algo más normal y coherente, los equipos directivos, el cuerpo docente y el personal de coordinación siguen reflexionando acerca de importantes cuestiones sociales y sobre cómo se trasladan al aula, por ejemplo, la diversidad vista en el sentido de que todo el mundo tiene, y busca, una voz propia. El alumnado está abrumado después de haber vivido una pandemia mundial, por lo que nuestra responsabilidad como profesionales de la educación es darles el espacio necesario para implicarse a través del aprendizaje. ¿Cómo podemos fomentar y respaldar la agencia del alumnado para que se exprese y hable sobre temas cruciales como la salud mental o las tragedias mundiales?

La atención a la salud mental y al bienestar de los alumnos/as está siendo otro asunto primordial para muchos educadores/as en su regreso a las aulas este año y, además, es un tema que centra toda nuestra atención en el IB. Por ejemplo, hemos publicado un marco de fundamentos sobre el bienestar en la infancia y la adolescencia para apoyar a toda la comunidad escolar. En este sentido, he podido ver que los colegios han sido bastante creativos, albergando, por ejemplo, una granja de animales para ayudar al alumnado a desestresarse, proponiendo jornadas dedicadas a la salud mental, contratando camionetas de helados para pasar un día de diversión, o incluso organizando el calendario de clases para incluir días no lectivos en los que los alumnos/as pueden pasear o ver una película en lugar de asistir a clase. Existe una intencionalidad en torno a cómo podemos hacer un seguimiento proactivo y reactivo del bienestar mental del alumnado y crear espacios seguros para permitirles pararse a respirar, algo especialmente importante para muchos niños y niñas que están reaprendiendo a conectar con otras personas y con su creatividad. No obstante, este enfoque debe combinarse con estrategias de aprendizaje social y emocional que utilicen recursos didácticos que ayuden a los alumnos/as a acceder a un nivel de comprensión más profundo. La formación del personal de dirección dirigida a ayudar al alumnado a evaluar su bienestar emocional es un elemento muy eficaz para el desarrollo integral en la infancia.

¿Podría explicarles un poco a nuestros lectores por qué es usted una autoridad en el tema de cómo ayudar a los niños a progresar en la escuela?

Mi trabajo consiste esencialmente en ayudar al alumnado, a las familias y a los colegios a descubrir formas de aprendizaje que funcionen para todas las partes. Esto supone abordar toda la gama de necesidades de los alumnos/as, que van desde la pérdida de aprendizaje causada por la pandemia hasta la disparidad en la educación tecnológica. Como educadora y miembro del personal de dirección en puestos anteriores, sé lo que se necesita para mantener al alumnado implicado en el colegio y prepararlo para las siguientes etapas de la vida, ya sea acceder a la universidad o incorporarse al mercado laboral como miembros productivos de la sociedad. Los alumnos/as más jóvenes necesitan prácticas educativas eficaces que sean flexibles e integradoras, un currículo que se adapte a sus intereses, y oportunidades que les permitan expresarse dentro y fuera del aula. Ayudar al alumnado a alcanzar ese siguiente nivel de aprendizaje es lo que hago, es mi pasión.

De acuerdo, gracias por la explicación. Pasemos al tema principal de nuestra entrevista. ¿Podría explicarnos cuáles son los principales retos a los que se enfrentan hoy día los estudiantes y que dificultan su éxito escolar?

El principal reto al que se enfrentan hoy en día los alumnos/as en el colegio está totalmente fuera de su control y tiene que ver con la forma en que se difunde la información. Cuando la mayoría de nuestra generación íbamos al colegio, el profesor/a y la biblioteca del barrio eran nuestras principales fuentes de información. Actualmente, los estudiantes tienen respuesta a todo con tan solo hacer clic. Aunque mi hija me haga una pregunta, puedo oír cómo verifica mi respuesta con Alexa “para asegurarse”, y este es un método muy diferente al que las personas más mayores utilizábamos cuando íbamos al colegio.

Esta realidad requiere también un cambio en el aprendizaje en el aula. En lugar de limitarnos a enseñar al alumnado el valor de la información, tenemos que alimentar su pensamiento crítico enseñándoles a hacerse preguntas como: “¿Es una fuente fiable? ¿Tiene esta persona algún interés oculto? ¿Qué otros puntos de vista puedo tener en cuenta? ¿Cómo se aplica esto en relación con la otra información de la que dispongo? Sin esta aplicación adicional, los alumnos/as se limitan a vomitar datos en forma de respuestas de opción múltiple. Ya estoy viendo a docentes que empiezan a romper este molde proponiendo tareas no convencionales en el marco del aprendizaje y la enseñanza como, por ejemplo, crear una obra de arte digital o videos de TikTok o YouTube. Estas tareas conectan más con los alumnos/as y también ayudan a inyectar creatividad al currículo, pues suponen un trabajo que involucra y acerca más al alumnado a sus intereses. Tanto para los padres y madres como para el personal docente puede resultar difícil alejarse de las formas tradicionales de evaluación, sobre todo porque siguen esperando resultados cuantitativos para acceder a los centros de educación superior, pero en realidad los alumnos/as adquirirán una mentalidad más crítica que les permitirá cosechar éxitos mucho más allá de la universidad.

¿Podría sugerir algunas reformas que los colegios deberían emprender para ayudar al alumnado a prosperar y destacar?

El colegio debe centrarse más en el pensamiento crítico y las habilidades para resolver problemas complejos —que prepararán al alumnado para el mundo real— que en las capacidades de memorización, que solo les servirán para aprobar el siguiente examen. Por esta razón, los programas delIB están centrados en proyectos comunitarios dirigidos por el alumnado en los que pueden aplicar sus conocimientos y pasiones para resolver problemas del mundo real, como la crisis climática o el hambre. Por ejemplo, en los proyectos comunitarios del Programa de los Años Intermedios (PAI) o en Creatividad, Actividad y Servicio (CAS) —uno de los componentes troncales del Programa del Diploma (PD)—, los alumnos/as han desarrollado proyectos sobre soluciones innovadoras para la eliminación de residuos, el tratamiento del agua o los jardines sostenibles, entre otras muchas cuestiones.

Otra cosa que los colegios deben cambiar para ayudar al alumnado a prosperar y destacar consiste en eliminar la idea preconcebida de que los estudiantes saben cómo aprender. Uno de los componentes troncales del Programa del Diploma (PD), Teoría del Conocimiento, y uno de los cursos básicos del Programa de Orientación Profesional (POP), Habilidades Personales y Profesionales, demuestran que hay una gran diferencia entre sentarse en un pupitre a absorber la información que te dan e interesarse por los contenidos planteando preguntas complejas, pensando de forma crítica y aprendiendo desde un enfoque interdisciplinar. Este último modelo permite desarrollar las habilidades de investigación necesarias para que el alumnado resuelva sus propios problemas y se prepare tanto para la educación superior como para el mercado laboral. De hecho, el Foro Económico Mundial ha citado este tipo de habilidades —pensamiento analítico, resolución de problemas complejos y evaluación— como aquellas que los empleadores buscarán principalmente en 2022. Estas reformas no serán fáciles de aplicar y exigirán que los colegios den un giro a su idea tradicional del éxito, pero es un cambio necesario si queremos construir mejores sistemas de aprendizaje.

Aquí viene nuestra pregunta fundamental. ¿Podría hablarnos de las “Cinco cosas que los padres y madres pueden hacer para ayudar a sus hijos a prosperar y destacar en el colegio”? Si es posible, háblenos de algún caso concreto o pónganos un ejemplo de cada una de esas cosas.

  1. Celebrar los éxitos más allá de las notas. El éxito escolar suele estar vinculado con una nota o un promedio de calificaciones a final de curso, lo cual no deja de ser una medición cuantitativa del rendimiento académico. Las familias deben celebrar también otras cosas como las experiencias sociales de sus hijos/as, sus relaciones con compañeros/as y docentes, su participación en grupos y sus intereses especiales o aficiones. Incluso algo tan insignificante como ganar un partido de kickball en clase de educación física puede ser suficiente para estimular la participación del alumnado durante la jornada escolar. La confianza que genera una celebración así suele traducirse también en un mayor éxito académico.
  2. Ayudar a sus hijos a entender que usted participa activamente en su aprendizaje. Para el alumnado es fácil entender el papel que desempeñan sus docentes en su aprendizaje diario, pero puede resultarles más difícil comprender la autoridad que ejercen sus familias en su educación. Haga explícita esta conexión para que entiendan la relación que usted tiene con sus docentes y cómo trabajan de forma conjunta para ofrecerles una mejor experiencia de aprendizaje. Establezca expectativas que las tres partes —padres y madres, docentes y estudiantes— deban cumplir a lo largo del año y asegúrese de que cumplen sus promesas, tanto como usted las suyas. Esto no solo crea una mayor continuidad entre el colegio y el hogar, sino que también demuestra a sus hijos/as que usted se implica en construir su futuro y no solo en celebrar los logros académicos.
  3. Animar a los alumnos a que se hagan cargo de su propia educación. Como padres y madres, nuestra primera reacción es intervenir para encontrar soluciones cuando nuestros hijos/as tienen un problema, pero eso no les enseña a resolverlo de forma autónoma. Al dar voz al alumnado en su propia educación, lo animamos a resolver problemas con las herramientas de las que dispone y a expresarse cuando las cosas no van bien. Creo en la idea de que los alumnos/as deben hacerse cargo de su aprendizaje. De hecho, cuando era maestra, solía organizar reuniones con presentaciones de mi alumnado todos los años. Incluso nuestros alumnos/as de preescolar presentaban una carpeta con sus mejores trabajos, mostraban a sus familias sus puntos fuertes y débiles y celebraban sus logros en el aula. Se iban sintiendo una gran satisfacción y un mayor compromiso con los siguientes pasos de su trayectoria educativa.
  4. Forjar unos hábitos perdurables. La pandemia ha alterado las rutinas diarias de la mayoría de las personas, pero a medida que volvemos a lo que parece una vida normal, es importante que las familias restablezcan y den prioridad a los hábitos cotidianos que, en última instancia, ayudarán a sus hijos/as a prosperar en el colegio. Estos hábitos son más eficaces cuando están personalizados y son fáciles de conseguir. En lugar de preguntarle a su hijo/a cómo le ha ido el día, pídale que le cuente tres cosas que haya aprendido ese día en el colegio. En lugar de leer un cuento antes de dormir, aproveche ese momento para ayudar a su hijo/a a pensar en tres cosas que puede hacer para ser mejor amigo/a, mejor vecino/a o mejor persona dentro de la comunidad. Practique con preguntas de matemáticas mientras esperan el autobús. Aunque a menudo estos momentos pueden convertirse en un elemento más de lo que podría parecer una lista interminable de tareas pendientes, usted está creando hábitos fiables con los que su hijo/a puede contar y está demostrándole que se implica plenamente en su desarrollo.
  5. Tener una mentalidad más internacional. Dado que en elIB trabajamos con estudiantes de todo el mundo, puedo asegurarle que todos tenemos algo que aprender de las demás personas. El mundo es pequeño, más aún para los niños y niñas que aprendían en casa durante la pandemia, pero depende de nosotros —padres, madres y docentes— exponerlos a nuevas ideas y diferentes formas de pensar. Algo tan sencillo como llamar o escribir a un compañero/a de clase en el extranjero, recaudar fondos a nivel mundial para destinarlos a una comunidad, aprender una segunda lengua o incluso algo tan simple como ver un video puede ayudar a los niños y niñas a ver el mundo con otra perspectiva y con más curiosidad. Ya sea aprendiendo sobre nuevos lugares, nuevas culturas o incluso adquiriendo nuevas habilidades a través de tutoriales en Internet, tenemos mucho que aprender de personas que están fuera de nuestras esferas de influencia habituales, y los estudiantes ya lo están aprovechando al máximo.

Como sabe, el personal docente desempeña un papel crucial en la formación de los jóvenes. ¿Qué cree que hay que hacer para atraer a los mejores talentos al campo de la educación?

Actualmente nos enfrentamos a una escasez de docentes en Estados Unidos y eso no se debe a una falta de profesionales de la educación entusiastas en el mundo, sino a un desajuste entre las necesidades del personal docente y las prioridades de los colegios. No obstante, para atraer a los mejores talentos, los centros escolares deben buscar fuera de sus vías de contratación de personal tradicionales. Atrás quedaron los tiempos en que una titulación tradicional en educación era la única vía de acceso al aula. Los colegios deben buscar docentes que hayan cosechado éxitos en otros sectores como la empresa, la ingeniería o el arte, o incluso padres y madres que hayan disfrutado con el aprendizaje en casa y quieran entrar en un aula a tiempo completo, ya que no solo pueden aportar una perspectiva nueva sobre los contenidos, sino también diversificar la formación y la experiencia de nuestros equipos. Realmente tenemos que analizar lo que significa ser un docente altamente cualificado/a y revisar lo que hace falta para sacar lo mejor del alumnado si de verdad queremos atraer talentos que eleven a nuestros hijos/as a la excelencia académica.

Tenemos la suerte de que algunas de las personalidades más importantes del mundo de los negocios, el capital de riesgo, el deporte y el entretenimiento leerán esta columna. ¿Hay alguien en el mundo, o en EE. UU., con quien le gustaría desayunar o almorzar en privado? ¿Por qué? Esa persona podría ver esta publicación si la etiquetamos.

Me encantaría desayunar con Oprah Winfrey. Como mujer de color procedente de una familia de bajos ingresos, no cumplía los requisitos tradicionales del éxito, pero eso no la frenó en su camino hacia la excelencia. De niña, viendo los programas de Oprah siempre sentí que podía emprender cualquier carrera. Ya de adulta, leí el libro The Biography of Oprah Winfrey, que me dejó con una lista de preguntas que siguen sin respuesta, así que sería un honor profundizar con ella en estas historias y plantearle yo misma estas preguntas candentes.

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Pueden seguirme en mi cuenta de Twitter, @IB_Antrina, para saber más y en tiempo real sobre la situación actual de los colegios y sobre el sistema educativo estadounidense. También pueden seguir al Bachillerato Internacional en la cuenta @IBOrganization de Twitter, Instagram y Facebook para obtener más información sobre nuestros programas internacionales y conocer las últimas novedades en el ámbito del aprendizaje mundial.

¡Muchas gracias por todas estas ideas! Ha sido muy interesante conversar con usted.