Cómo la educación del IB forjó mi identidad de ciudadano global indagador, informado y solidario

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Santiago Flores Medina, exalumno del IB, México

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Al reflexionar sobre mi recorrido, reconozco que la educación del Bachillerato Internacional (IB) fue fundamental en la formación de la persona que soy actualmente. El programa del IB no solo me preparó a nivel académico, sino que también cultivó mi curiosidad, amplió mi comprensión del mundo y fortaleció mi sentido de responsabilidad para contribuir a una sociedad más justa y pacífica.

Soy Santiago Flores Medina, tengo 19 años y soy activista por la justicia climática y defensor de los derechos humanos. Mis experiencias —desde el activismo comunitario hasta la participación

La indagación y el poder de hacer preguntas

Desde una edad temprana aprendí que hacer las preguntas correctas puede generar cambios significativos. El programa del IB estimuló mi curiosidad y me animó a analizar cuestiones globales complejas de manera crítica. A los ocho años, tomé conciencia de la gravedad de la crisis climática, lo que marcó el inicio de mi camino en el activismo. Esta pasión me llevó a unirme a la Asamblea Ecologista Popular (AEPOP), una organización dirigida por jóvenes que trata temas ambientales desde una perspectiva interdisciplinaria e interseccional. La capacidad de pensar de forma crítica y cuestionar el statu quo me permitió involucrarme en profundidad con la justicia ambiental y abogar por soluciones sostenibles.

El conocimiento como catalizador del cambio

El énfasis del IB en el aprendizaje interdisciplinario me brindó herramientas para abordar problemas globales complejos. Gracias a mis estudios, logré conectar diversas áreas de conocimiento (desde las ciencias hasta la formulación de políticas) y hacer una contribución significativa a iniciativas por la justicia climática. Como asesor climático de México en la Red Internacional de Derechos de los Niños (CRIN, por sus siglas en inglés), trabajé en la revisión de políticas para fomentar la inclusión y realicé investigaciones sobre resiliencia comunitaria. En mi artículo “El poder de las comunidades indígenas en la construcción de un futuro colectivo”, sostengo que el conocimiento puede generar cambios sistémicos cuando se aplica de manera eficaz.

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Cultivar la compasión y el respeto intercultural

Más allá del ámbito académico, el programa del IB me enseñó la importancia de la empatía y la mentalidad internacional. Aprender sobre distintas culturas y perspectivas despertó en mí un profundo respeto por la diversidad, aspecto clave en mi labor como promotor de causas. Mi trabajo se ha centrado en amplificar las voces indígenas y defender su derecho a la autodeterminación. Ya sea liderando un panel de debate en la 27.ª Conferencia de las Partes (COP27) de las Naciones Unidas o promoviendo diálogos entre jóvenes de México y responsables de la elaboración de políticas, mi objetivo ha sido crear espacios para mantener conversaciones inclusivas y significativas, en línea con los valores fundamentales de la educación del IB.

El paso a la acción y el aprendizaje durante toda la vida

El programa del IB me enseñó que la educación no se limita al aula, sino que es un proceso que durará toda la vida. Esta mentalidad me ha guiado en diversas funciones de liderazgo; por ejemplo, como delegado juvenil en el Foro Político de Alto Nivel sobre el Desarrollo Sostenible (FPAN) y como representante de América Latina en la presentación regional del Informe mundial sobre el desarrollo sostenible. Mi formación me brindó la confianza en mí mismo y las habilidades de pensamiento crítico necesarias para afrontar los desafíos globales apremiantes, además de motivarme a seguir aprendiendo más allá de los libros, con impacto en el mundo real.

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Una invitación a actuar: la educación como fuerza transformadora

En retrospectiva, puedo afirmar con certeza que la educación del IB sentó las bases de mi camino como activista y promotor del cambio. El fomento de la indagación, el conocimiento y la compasión me proporcionó los recursos necesarios para marcar la diferencia. Mientras continúo mis estudios en Derecho y Relaciones Internacionales, reafirmo mi compromiso de utilizar la educación como herramienta para generar un cambio positivo.

“Mi mensaje para el futuro alumnado del IB es que cultive la curiosidad, busque el conocimiento más allá del aula y nunca subestime el poder de la propia voz. La educación es una de las herramientas más poderosas para construir un mundo mejor y más pacífico”.