Orientación para educadores de alumnos de 10 a 18 años
Hablar abiertamente de acontecimientos difíciles puede hacer que resulten menos abrumadores, puede tranquilizar a los alumnos y ayudar a mejorar su comprensión en un espacio seguro.
A continuación, se ofrecen sugerencias para ayudar a los educadores a abordar cuestiones difíciles y delicadas con los alumnos a través de un diálogo facilitado. El proceso puede modificarse y simplificarse para adaptarlo a las necesidades de alumnos más jóvenes.
Por qué es importante el diálogo
Un diálogo facilitado ofrece a los alumnos oportunidades para:
- Buscar la información que necesitan para entender el mundo de forma segura y respetuosa
- Compartir sus conocimientos, su comprensión conceptual y sus diversas perspectivas y experiencias
- Formular preguntas y formarse ideas en respuesta a una variedad de puntos de vista distintos, ayudando a evitar posibles sesgos
- Formarse opiniones fundamentadas y especular para seguir desarrollando sus ideas y tomar decisiones razonadas
Preparación para facilitar el diálogo
Se recomienda encarecidamente que los educadores y los alumnos dediquen el tiempo necesario para prepararse para el diálogo.
- Forjar relaciones para crear una comunidad abierta y segura en el aula, donde los alumnos tengan un sentido de pertenencia y se encuentren cómodos y seguros para compartir y explorar sus ideas:
- Establecer una buena relación y generar confianza: dedique tiempo a conocer a sus alumnos, y ayúdelos a familiarizarse con sus compañeros y con usted. Averigüe qué les preocupa. ¿Qué temas les importan? ¿Qué perspectivas hay en el aula y en la comunidad en general?
- Establecer expectativas o normas para el discurso: ayude a los alumnos a trabajar juntos de forma positiva y constructiva mediante la promoción de una actitud respetuosa y activa a la hora de escuchar, hacer preguntas y responder. Cuente con procesos claros para cuando un alumno no desee participar en el diálogo o quiera dejar de hacerlo.
- Centrarse en los puntos fuertes y fomentar la audacia: muestre compasión y reafirme que se valoran los errores, las preguntas y las ideas distintas y divergentes, ya que ayudan a crecer y a aprender.
- Asegurarse de que los alumnos conozcan las distintas fuentes de apoyo que hay a su disposición.
- Comenzar por habilidades básicas para la discusión y desarrollar las habilidades de los alumnos a partir de ahí. En colaboración con sus alumnos, establezca directrices y criterios de logro claros para las habilidades que más necesitan mejorar. Estas habilidades podrían incluir:
- Tomar notas
- Reconocer lo que pide una pregunta, teniendo en cuenta la intención (por ejemplo, la diferencia entre explicar, responder, analizar, describir, discutir, comparar, evaluar y justificar)
- Compartir respuestas concisas, pero completas
- Habilidades de discusión generales (por ejemplo, interrogar, estar de acuerdo o en desacuerdo, parafrasear, citar, plantear preguntas abiertas que profundicen el diálogo, desarrollar ideas, aclarar y resumir ideas clave)
- Participar de forma activa sin salirse de tema
- Aportar comentarios
- Escuchar activamente, controlar el lenguaje corporal y ofrecer tiempo adecuado para reflexionar
- Informarse sobre la cuestión o el tema que se va a discutir y determinar posibles preguntas para considerar teniendo en cuenta a los alumnos. Resulta útil:
- Informarse sobre las múltiples perspectivas, las cuestiones de fondo y las complejidades de la cuestión o el tema, y determinar cómo abordar el contenido según la edad y la etapa de desarrollo de los alumnos.
- Seleccionar cuidadosamente textos equilibrados y fiables que puedan usar los alumnos.
- Prever cómo será la experiencia para los alumnos y considerar las posibles perspectivas que estos puedan plantear.
- Realizar un análisis en colaboración con colegas y miembros del equipo directivo para conocer sus opiniones.
- Elegir, adaptar o crear un protocolo de discusión que permita analizar la cuestión o el tema (por ejemplo, debate de tipo “pecera”, debate de cuatro esquinas, discusiones con el método Harkness, rutinas de pensamiento del Project Zero, círculos restaurativos, seminarios socráticos, “debates en telaraña”, círculos de narración de historias, reuniones públicas informales).
- Conocer los propios puntos fuertes, limitaciones y sesgos. Considere cuál será su rol. Pondere y decida si compartirá sus propias opiniones o puntos de vista. ¿Qué hará si hay indicios de “pensamiento de grupo”? ¿Cómo se cuestionarán las suposiciones? ¿Cómo se incluirán perspectivas diversas?
- Al crear preguntas de estímulo, intentar que estas sean abiertas y no sesgadas, y que se adecuen a las necesidades y el contexto de sus alumnos. Considere lo siguiente:
- ¿La pregunta es tendenciosa o reveladora?
- ¿La pregunta es negativa o positiva? Intente ser lo más objetivo posible.
- ¿Los alumnos cuentan con los conocimientos necesarios para empezar a analizar la pregunta?
- ¿Las palabras significarán lo mismo para todos?
- ¿La pregunta mantendrá centrada la atención? ¿La pregunta es demasiado abierta o demasiado específica?
- ¿La pregunta ayudará a profundizar la comprensión de la cuestión o el tema?
- Poner a prueba el protocolo de discusión con sus alumnos. Antes de pasar a temas más complejos o delicados, es útil ejemplificar los criterios y ponerlos a prueba con un tema que resulte familiar, cómodo y seguro para los alumnos. Pida a los alumnos que ofrezcan comentarios a sus compañeros y modifique los criterios según sea necesario.
- En colaboración con los alumnos, determinar el propósito del diálogo y las habilidades específicas que se van a desarrollar.
- Centrarse claramente en el aprendizaje y el pensamiento crítico
- Establecer los objetivos o propósitos del diálogo y cómo sabrán los alumnos si están yendo en la dirección correcta (por ejemplo, atributos del perfil de la comunidad de aprendizaje del IB, comprensión conceptual, exploración crítica de la complejidad, las causas de fondo o las posibilidades, comprensión de diferentes perspectivas)
- Establecer en qué habilidades de discusión se centrarán los alumnos durante el diálogo que se va a mantener y analizar los criterios que los ayudan a saber si están trabajando bien como grupo
- Asegurarse de que los alumnos estén preparados. Los alumnos necesitan tiempo para prepararse para tratar cuestiones o temas que pueden ser más delicados o difíciles. Además de consultar lecturas previas y materiales equilibrados y fiables, resulta útil plantear preguntas a los alumnos o pedirles que:
- Examinen lo que piensan y cómo se sienten con respecto a un tema
- Consideren en qué pueden basarse sus ideas y sentimientos, y por qué (por ejemplo, son parte de su identidad, por la presión de ajustarse a la norma, o es lo que han aprendido)
- Reflexionen acerca de si están dispuestos a escuchar diferentes opiniones y perspectivas
- Reflexionen sobre sus intenciones para el diálogo y las reconozcan (por ejemplo, buscar aprobación, buscar el acuerdo, promocionar su punto de vista, compartir el alcance de sus conocimientos)
- Generen sus propias preguntas abiertas para compartirlas
Durante el diálogo facilitado
La responsabilidad más importante de los educadores es asegurarse de que el espacio sea seguro y la atención se centre en el aprendizaje.
- Mantener un espacio seguro que promueva la participación y una cultura de pertenencia e inclusión
- Analizar con los alumnos los propósitos del diálogo, y las expectativas y el protocolo para el discurso.
- Tranquilizar a los alumnos diciéndoles que es posible que haya momentos en que se sientan incómodos al discutir cuestiones o temas delicados. Recordarles que esto es de esperar, y repasar la variedad de apoyos que tendrán a su disposición durante el diálogo y después de este.
- Abordar las tensiones y los problemas de la manera más abierta y honesta posible a medida que vayan surgiendo.
- Ayudar a los alumnos a comprender y explicitar sus suposiciones, influencias y prejuicios.
- Reforzar la idea de que los alumnos pueden decidir no participar en la discusión o pueden dejar de hacerlo si se sienten abrumados o incapaces de intervenir.
- Supervisar e intervenir, si fuera necesario, para garantizar que nadie se sienta amenazado, y estar preparado para detener el diálogo si no es posible garantizarlo.
- Tomar nota de las necesidades y preocupaciones personales que surjan y realizar un seguimiento posterior para favorecer el aprendizaje o el bienestar de los alumnos.
- Mantener un entorno de aprendizaje que fomente interacciones abiertas y significativas que profundicen el aprendizaje de manera crítica, creativa y reflexiva
- Hacer preguntas, explorar, cuestionar e indagar con preguntas abiertas, aumentando el nivel de dificultad a medida que avanza el diálogo. Plantear preguntas de conocimiento y comprensión primero, para asegurarse de que los alumnos tengan una misma comprensión del vocabulario y los conceptos antes de pasar a preguntas de análisis y evaluación.
- Mantener el diálogo centrado en la cuestión o el acontecimiento, a la vez que se da lugar a la curiosidad natural de los alumnos.
- Hacer comprobaciones a lo largo del diálogo para ver si los alumnos sienten que están trabajando en pos del objetivo acordado. De no ser así, se les debe ayudar a determinar los pasos necesarios para redirigir el trabajo.
- Emplear preguntas de estímulo para explorar y ampliar ideas y generar más preguntas, como por ejemplo:
Después del diálogo facilitado
Es importante dedicar tiempo a la reflexión personal y con toda la clase, a hacer una conclusión y a ofrecer comentarios. Es preferible hacerlo inmediatamente después, así como una vez que haya transcurrido un tiempo para procesar la experiencia, a fin de:
- Asegurarse de que se cubran las necesidades relativas al bienestar de los alumnos:
- Realizar un seguimiento de las preocupaciones o necesidades personales o colectivas de los alumnos que hayan surgido, y actuar en consecuencia para promover la seguridad, el sentido de pertenencia y el bienestar, así como el aprendizaje y las acciones potenciales de los alumnos
- Pedir reflexiones y comentarios específicos (por ejemplo, con una hoja de salida, una encuesta o respuestas escritas) acerca de cómo se sintieron los alumnos con la experiencia en general y el proceso del diálogo (por ejemplo, ¿sintieron que se fomentaban relaciones positivas? ¿Qué ayudaría a mejorar el proceso?)
- Proporcionar una base para el aprendizaje, la enseñanza y el desarrollo de la comunidad presentes y futuros:
- Pedir a los alumnos reflexiones y comentarios continuos, tanto individuales como colectivos, sobre el aprendizaje, lo que incluye el propósito y los objetivos de este y el desarrollo de habilidades, y ofrecerles también comentarios al respecto
- Reflexionar acerca de si el diálogo cumplió los criterios, el propósito y los objetivos, y si favoreció el aprendizaje, y considerar qué mejoras podrían hacerse
- Adaptar el proceso o protocolo de diálogo según sea necesario